Sigo sin saber por qué vivo
Hay una tormenta, y no es de agua, truenos o viento. Es una tormenta de ideas, una tormenta de recuerdos, una tormenta de sentimientos. Durante mucho tiempo pase lidiando conmigo mismo, fracaso tras fracaso, caida tras caída, resultaba que siempre podía caer un poco mas bajo, sentirme un poco peor, fracasar un poco más. No contaba con qué, de tanto intentarlo, iba a cansarme de intentar. Ya no quería fracasar, y mucho menos triunfar, solo deseaba tolerar mi existencia. No podría contar de un tirón mi historia de vida, sin sentir cada tanto que me olvido de contar algo importante. Ya no quiero pensar en futuros o pasados. Todo es deprimente, y ni hablar de recorridos o de lineas de tiempo. Supongo que vivir en el presente, rodeando de impulsos, es menos triste. Al menos se puede disfrutar poco de alguna buena comida, situación, amistad, o lo que se brinde de a ratos. A las sorpresas prefiero evitarlas, Me quitan el sueño si las espero, si las pienso, a sabiendas que todas han sido basta...