Sigo sin saber por qué vivo

Hay una tormenta, y no es de agua, truenos o viento. Es una tormenta de ideas, una tormenta de recuerdos, una tormenta de sentimientos. Durante mucho tiempo pase lidiando conmigo mismo, fracaso tras fracaso, caida tras caída, resultaba que siempre podía caer un poco mas bajo, sentirme un poco peor, fracasar un poco más.
No contaba con qué, de tanto intentarlo, iba a cansarme de intentar. Ya no quería fracasar, y mucho menos triunfar, solo deseaba tolerar mi existencia.
No podría contar de un tirón mi historia de vida, sin sentir cada tanto que me olvido de contar algo importante.
Ya no quiero pensar en futuros o pasados. Todo es deprimente, y ni hablar de recorridos o de lineas de tiempo. Supongo que vivir en el presente, rodeando de impulsos, es menos triste. Al menos se puede disfrutar poco de alguna buena comida, situación, amistad, o lo que se brinde de a ratos. A las sorpresas prefiero evitarlas, Me quitan el sueño si las espero, si las pienso, a sabiendas que todas han sido bastante malas. No quiero tener que escuchar o enterarme de algo nuevo que corresponda a mi vida.
Sino mas bien, hacer de cuenta que nada nuevo ocurre. Pero así y todo, zas!, mi notebook se rompe y el arreglo es carísimo, y más aun cuando me encuentro sin trabajo. Y luego zas!, me enfermo y el mismo día de la partida de rol con mis amigos tengo fiebre. Y antes, zas!, me dan el inapto que me fulmina que me impide tener un minimo ingreso. Pues bueno, así comenzó mi año 2025, ni que pudiese esperar algo mejor. A sabiendas de como fueron otros años, no tenía motivo por el cual esperar nada bueno, ni siquiera no quedar en ridículo, aunque fuera, por una vez. Puedo estar armando aviones de papel, uno mejor que el otro arrojarlos y que ninguno vuele mas de medio metro. Así estaba de jodida mi suerte y mis posibilidades, ya de tanto en tanto me canso de hasta los buenos vicios de antaño y sin embargo así y todo no llego, a componer tres cuartos de un ser humano tranquilo, y menos de un cuarto de uno feliz.
Mas de una vez soñando despierto me dije preguntandome, ¿podría yo saber o conocer la fórmula de la cicuta? A lo que me contesto yo mismo, que con mi suerte podría solo salir con un resultado inesperado e indeseado, con otra sorpresa y pasar de mal a peor.
Así que ya no hago planes ni miro tanto a futuro, prefiero perder el fuego de los ojos y ser indolente ante el sufrimiento propio. Es como ser una planta, un vegetal mental pero de sentimientos. Vivo mejor así, sin esperar nada, sin planear nada, sin suponer nada. De sospechar sospecho, pero solo de que cuando menos lo espere, la vida volverá a meterme otra puñalada, ahí en algún resquicio que encuentre, dentro de esa armadura de piel escamosa y dura, que me hice de tanto sufrir, de tanto caerme, y de tanto intentar. Me dolerá mucho, sangrará de a ratos y se curará mas tarde, para no hacerme olvidar que lo que duele es la vida. Sino no es vida.

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