Asertividad....

 Me gusta escribir por impulsos, suelo seguir las palabras que me surgen y las escribo tal cual vienen a mi mente con pocas correcciones.

Y así dejo que surjan como el aroma de las flores en una cálida mañana primaveral, o como el canto de los pájaros cuando sale el sol. Que vengan brotando libremente al encuentro de unas con otras, a su antojo. Quizá sea un capricho mío en no ordenarlas de una forma u otra, de no tratar de encauzar un río que viene desde lo profundo de la mente y que quiere llevarse a toda idea por delante con la fuerza de un tsunami.

Así que dejo a los vocablos caer a su gusto, sin ataduras, como la lluvia que todo lo moja y todo lo alcanza con sus pretensiones. Aunque tal vez estas pretensiones sean tan sólo que sean leídas, y no menos importante es que le generen algo a quién las lee.

En la vida en general es difícil dejarse llevar por impulsos sin moderarlos un poco, hay espacios como el arte, y la escritura como arte en particular que nos dan la oportunidad de dejarnos llevar, de mostrar lo que tenemos en el interior, sin tanto miedo a sufrir por ello, porque al contrario de lo que se piensa, puede ser muy introspectivo.

Dejar correr un impulso sincero, sin desviarlo de su camino, acompañándolo hasta el final es una de las acciones más honestas y duraderas que se pueden hacer.

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