Todos los niños nacen

Todavía existe hoy en día la creencia, a pesar de todos los avances científicos y sociales, de que hay niños que no nacen. Yo por mi parte no llamaría jamás a nadie que no haya nacido más que nada, sin títulos, o tal vez quizá sean un conjunto de células, células vivas en algún caso, pero sin conciencia y sin posibilidad de sobrevivir por medio alguno, y por lo tanto no tienen nombre. Tampoco por ello se los entierra o se los pone en ataúdes cuando no nacen, tampoco se dice que mueren, o se los anota con los difuntos, porque aquello que no nació no puede morir.

Escribir loas a los niños por nacer, cuando esto implica más bien la muerte, ya que todos los niños que por nacer ponen en riesgo con su parto la vida de su madre, no pueden menos que hacer asesinos a quiénes los defienden. Cualquiera sea el caso en el que el feto, porque ese es su verdadero nombre, no llega a conocer la luz, es siempre motivo de discusión por la gente que tiene ideas retrógradas y está cerrada a escuchar aquello que es distinto, sea porque les molesta, porque les hace ruido, por falta de empatía, porque sencillamente no entienden razonamientos ajenos, o un poco de todo lo anterior, sino es más bien mucho de todo lo dicho.

 Yo he venido a decir aquí, que todos los niños nacen, qué todos los niños juegan y qué todos los niños tienen sueños, virtudes y defectos, que están aquí, con nosotros, y que podemos llamarlos por sus nombres, si es que los sabemos.

También digo que no hay niños que no hayan nacido. Qué los niños que juegan, ríen, y viven, no juzgan a las mujeres que prefirieron su vida a la de sus fetos. Quiénes las juzgan desconocen las innumerables historias de las mujeres que fallecieron, dejando familias desgarradas, hijos sin nadie que les brinde un hogar, para traer en el mejor de los casos un bebé que no llega a pasar de unos días de vida y otros qué como mucho llegan apenas a sobrevivir unas horas. Las palabras para designar estas historias sin comienzos, es fetos, conjunto de células, jamás niños.

 Borges dijo una vez, que él de niño nunca había escuchado de la muerte, por lo que cuando él era niño, él era inmortal. Lo mismo ocurre con las ideas, si no se escuchan ideas nuevas, que confrontan con las que tenemos, sino ponemos cada tanto en la balanza nuestros juicios o nuestras opiniones de nuevo, entonces tampoco puede surgir algo nuevo, y morir lo viejo, lo viejo, lo retrógrado, lo qué no tienen avances, así no puede morir, si no nos abrimos cada tanto a escuchar sinceramente y sin prejuicios algo nuevo.

Innumerables son también las excusas y experiencias de quiénes defienden a los fetos, y conjunto de células, por encima de las vidas plenas, de mujeres que luchan por sobrevivir y que merecen el respeto de no ser juzgadas en momentos tan difíciles. Ojalá podamos siempre acompañarlas.


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